Crítica: Con este
libro en el que se enlazan dos episodios negros de nuestra Historia –la Guerra
Civil y la Guerra de Irak-, Fernando Marías ganó merecidamente el Premio Gran
Angular en el año 2008.
Ahondando un poco
más en la sinopsis de la contraportada, la novela relata un breve encuentro entre cuatro desconocidos muy distintos entre sí, pero capaz de marcar sus vidas en una noche.
Un periodista recibe
un e-mail de un extraño personaje, Max Barreras Gautier, un anciano de gran
parecido a Spencer Tracy y actitud desconcertante. En ella, lo cita en el
cementerio de la Florida a raíz de un artículo que escribió sobre los
fusilamientos del 2 de mayo y que tenía como protagonistas a Goya y a Machado.
Max afirma que él conoció a Machado durante su último mes de vida, y que
escuchó las cinco últimas palabras que pronunció el poeta antes de morir y que
el propio Max recogió en sus memorias. No obstante, sufre una recaída y el
periodista decide llevárselo a su casa, un lugar seguro donde pasar la noche,
pues en su estado no piensa abandonarlo en la calle. Además, siente una gran
curiosidad por las últimas palabras del poeta, por lo que pasa la noche en vela
leyendo la biografía de Max. Unas páginas que le transportan en el tiempo a la
Barcelona de la Guerra Civil, donde un inspector de policía persigue a un
peligroso asesino que se camufla en el caos, en una ciudad cuyas calles arden,
en la que el cielo y el mar triangular se rompen y de la que las personas huyen
camino del exilio.
Esa misma noche y en
el mismo edificio, el destino querrá que los dos hombres conozcan también la
historia de un librero iraquí y de su hija, Zara, que han huido de su país en
guerra y de la amenaza que se ceba en su familia, en particular, debido a
ciertos delitos que cometió el padre de la joven para sobrevivir y una mala
amistad que quiere cobrarle factura.
No obstante, el
pasado del librero lo ha seguido hasta Madrid, y un ambicioso asesino lo busca
por las calles pidiendo venganza.
Ya es costumbre que
el Gran Angular lo gane en muchas ocasiones un relato sobre la Guerra Civil (“Mensaje
cifrado”, en el año 2006, de Marta Zafrilla, o “Mujer mirando al mar”, ganador
en el 2010, de Ricardo Gómez) o sobre la Guerra Mundial (“El festín de la
muerte”, con el que Jesús Díez de Palma resultó vencedor en el 2012). Por ello,
al empezar a leer el libro lo hice con cierta suspicacia y curiosidad a la vez,
por saber cómo habría enfocado el autor un tema tan masticado por tantos antes
y después para ofrecer algo (archi)conocido de forma original e innovadora. El
resultado es una novela que es capaz de abordar un tema tan oscuro como la
guerra incitando la ternura del lector a través de los personajes, con una
cadencia especial y una narración ágil, que te marca, te engancha, y te empuja
a seguir leyendo hasta descubrir el misterioso pasado que rodea a Max, Zara y
su padre.
El libro me enganchó
pasados los primeros capítulos, al llegar a la historia de Max, donde nos
muestra cómo evolucionan los ojos de un niño al contemplar el mundo conforme
crece, y cómo su mirada de la vida y el amor se transforma drásticamente a raíz
de la Guerra Civil española. Fernando Marías juega con los saltos temporales
alternando el encuentro entre el periodista, Max y –posteriormente- Zara y su
padre, con las voces de los tres últimos personajes sobre cómo la guerra –la Civil
de España y la que viven en su presente en Bagdad- cambia sus vidas empujándoles
a hacer cosas que nunca antes se habían planteado y arrebatándoles de la noche
a la mañana todo cuanto tenían.
¿Todo? No. Al final
de esta lectura altamente recomendada, Fernando Marías demuestra que depende de
la persona para salvar el amor y la esperanza.
“Si amaste, vivirás.
No para siempre, porque el ser humano es incompatible con la magnitud de esa
palabra, pero sí más allá de tu propia muerte”.
Nota del libro: 4,5/5
R.E.M
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Hola! La verdad es que no había oído hablar del libro. Tal vez le de una oportunidad.
ResponderEliminarLa portada, por cierto, me recuerda muchísimo a la de la edición cartoné de Finis Mundi, ¿no?
¡Un saludo!
Narovik.
Me compré el libro en la feria del libro del año que ganó y sigue en la estanteria esperando a que llegue su momento para leerlo. La verdad que según fue pasando el tiempo no me hacía leer esta historia, pero al leer tu reseña y ver que el autor juega con dos historias a la vez (pasado y presente) me ha hecho cambiar de opinión. Lo leeré pronto ;)
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