“Álex desaparece después de entrar por error en un
extraño videojuego. Este hecho coincide con el asesinato de tres personas en
atroces circunstancias. Junto a un inspector de policía, los amigos de Álex
inician su búsqueda. Con ellos penetramos en las zonas más siniestras ocultas
bajo nuestros pies”.
Muchos escritores, cuando les preguntan sobre la
metodología de la creación literaria, coinciden al afirmar que escribir una
historia es como formar un puzle. Ante ellos se les presentan una madeja de distintas
piezas desordenadas (una trama, un secreto, unos personajes, un poco de magia,
algo que no es lo que parece…) y ellos son quienes las colocan en su lugar
correcto, haciendo que encajen en una estructura sólida, coherente y homogénea:
la novela. A veces, el argumento se nos ofrece como un camino recto, más o
menos largo o con más o menos sorpresas, pero que nos conduce directamente al
desenlace. Sin embargo, a veces la trama reúne una multitud de elementos e
historias secundarias que dotan a la trama principal de una riqueza y complejidad
extra. Si el autor es capaz de no perderse y atar todos los cabos, es un éxito.
Si no lo hace y se trata de un libro huérfano, que no pertenece a una trilogía
o tiene una segunda parte, se queda cojo. Y eso el lector lo sabe.
No es el caso de Donde surgen las sombras, la novela con
la que el escritor maño David Lozano ganó el Premio Gran Angular en el 2006. El
autor se adentra en los subterráneos de la maldad humana y la ciudad de
Zaragoza en una carrera a contrarreloj donde la amistad y la confianza es el
único combustible que inflamará los miedos de Lucía, Gabriel y Mateo, y los
ayudará a seguir hasta desentrañar el misterio.
La forma de escribir de David Lozano es amena, sencilla y
directa, comprensible. Salvo en los términos informáticos para la gente que,
como me ocurre, tenemos cierta incompatibilidad con el lenguaje de programación
o todo lo que tenga que ver con ordenadores más allá del correo o el LOL. Pero
incluso en esos párrafos trata de explicar los detalles informáticos que maneja
Lucía y que les permitirá desencriptar el misterio que rodea la desaparición de
Álex, sin hacer que el lector sienta que lo toman por un niño pequeño.
El estilo de Lozano casa muy bien con la complejidad de
la trama. Desde el principio, nos presenta todas las piezas del rompecabezas
sueltas, aparentemente sin conexión alguna, pero conforme avanzan los capítulos
van encajando ante nuestros ojos en un argumento que tiene sentido. No queda
nada fuera de su sitio, nada que se haya metido “con calzador”. Y por si fuera poco, adereza cada acto o decisión de los personajes con su dosis correspondiente de psicología y caracterización. Todos actúan o piensan de una forma por un motivo, tienen un móvil. Son personajes, sí, pero con sus deseos, miedos y ambiciones articulándolos a lo largo de las páginas, lo que los dota de realidad. Desde los celos y algo de vacilación porque la chica que te gusta parezca preferir a tu amigo antes que a ti, hasta un nivel que roza la obsesión y la neura en ciertos antagonistas. David Lozano crea personajes profundos, buenos o malos, y eso es algo que se agradece.
Me ha gustado mucho el inspector de policía, Garcés, que intenta ayudarlos pese a que el caso de la desaparición de Álex todos se empeñan en darlo por cerrado. Y Lucía: la chica tiene miedo, pero muestra una gran entereza en situaciones que a más de uno le llevarían a la histeria.
Lo único que no me ha gustado ha sido el personaje de Raquel,
la ex novia de Álex. Por su forma de comportarse y porque me ha parecido algo
vacío. Quizás, de saber algo más de ella, me podría haber llegado, pero es el
que menos real me parece de todos los personajes de la novela. Cierto que
también es secundario –aunque necesario-, y que el autor no puede explayarse en
ellos porque le restaría peso y agilidad a una trama principal que lo reclama.
Pero al conocer tan poco de ella, y verla tan “lejana”, no llego a comprender
con naturalidad por qué obra de ese modo, al contrario de lo que me ocurre con
el resto de personajes.
Y otro punto negativo es que quizás, después de leerla, no vuelvas a caminar solo por la noche en Zaragoza.
Sé que es normal en los institutos escoger como libro de
lectura obligatoria a algunos de los ganadores del Gran Angular. Puede haberse
publicado hace siete años, pero Donde surgen las sombras es un libro que no tiene fecha de caducidad. Lo recomiendo sinceramente, sobre todo teniendo en
cuenta el auge que tienen hoy día videojuegos o juegos online como el League of
Legends o el World of Warcraft. Es una lectura amena para los adolescentes, que
no les aburrirá y que les hará reflexionar. Para los que sientan más curiosidad
por la obra del autor, que no se pierdan Cielo Rojo. Y para aquellos que se
atreven a leer más, la apuesta fuerte de su bagaje: el ciclo de La Puerta
Oscura.
Puntuación: 4/5
R.E.M
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